Vistas de página en total

miércoles, 25 de mayo de 2011




Yo soy inmigrante en Baena, ¿y tú?
Baena ha sido uno de los grandes municipios de la provincia que se ha sabido adaptar a las necesidades que requiere la población inmigrante, aunque existen aún grandes carencias para responder a las demandas de los habitantes que están llegando a nuestro municipio en los últimos años. Baena y Albendín no serían hoy lo que son sin la aportación de este colectivo que se ha convertido en mano de obra importante para las labores agrarias, pero también para la hostelería y el sector servicios. Tampoco hay que olvidar que la localidad ha superado la barrera de los 20.000 habitantes gracias a ellos. Solo hay que mirar el último padrón, con fecha a 1 de enero de 2010, en el que se refleja que Baena tiene registradas 19.798 personas nacidas en España y 1.064 de otros países. Y eso que en los últimos años se está produciendo una contención. La crisis económica ha frenado la llegada de inmigrantes a la provincia de Córdoba en los últimos dos años, aunque fue durante el 2010 cuando se constató de manera más importante el frenazo en el empadronamiento de extranjeros. Los últimos datos disponibles revelan que hay 25.090 empadronados no nacionalizados (aunque hay 30.643 nacidos en el extranjero, de los que algunos no entrarían en la definición de extranjero al haberse nacionalizado), solo 289 más que en 2009, lo que supone el menor aumento desde el año 1998, cuando la subida respecto a 1996 fue de 241. A pesar de esto, Córdoba se sitúa entre las provincias andaluzas en las que se ha detectado un mayor incremento de personas de otras nacionalidades entre el 2008 y el 2010, ya que el aumento ascendió al 14,3%, superando la media nacional (8,3%) y andaluza (12,04%), y solo por detrás de Sevilla (22,4%) y Almería (14,49%). No obstante, hay que resaltar que la provincia es, tras Jaén (20.225 extranjeros), la que tiene menos foráneos empadronados (25.090).

EVOLUCIÓN DE BAENA
El incremento del número de inmigrantes llegados a Baena en la última década ha sido significativo. En el año 2001 solo había 114 extranjeros censados de un total de 19.692 empadronados. Sin embargo, el crecimiento económico y la necesidad de mano de obra, y no el efecto llamada como se llegó a asegurar en algunos años por parte de algunos grupos políticos, provocaron un aumento considerable del número de inmigrantes que se quedaron en Baena. Nuestra localidad se convirtió en los años de mayor desarrollo anteriores a la crisis como el tercer municipio con más inmigrantes enpadronados. Así, a 1 de enero de 2008 había 1.522 nacidos en otros países (la cifra más alta de la serie), con lo que se convertía en el tercer municipio de Córdoba, tras la capital (10.783) y Lucena (2.670). Sin embargo, en los últimos dos años se ha producido un descenso por las dificultades para encontrar trabajo. En 2009 había 1.149 y en 2010 los comentados 1.064. La mayoría son rumanos (687), seguido de marroquíes (58) y ecuatorianos (33).

LOS PROBLEMAS
Uno de los colectivos que más están sufriendo la crisis es la población inmigrante. Frente al apoyo social que puede encontrar cualquier español en la familia para paliar el fuerte descenso de ingresos, los extranjeros están desarraigados en un lugar que les sigue siendo extraño. A esto se une el endeudamiento que muchos han tenido que asumir para desplazarse. De no haber sido por esta población, el crecimiento demográfico hubiera sido muy reducido, con los consiguientes problemas que esto plantea para las zonas rurales el envejecimiento y el despoblamiento. Salvador de Prado es presidente de la Federación Andaluza de Empresas Cooperativas Agrarias (Faeca) en Córdoba. En el año 2008 lo decía muy claro en Diario Córdoba. “Los inmigrantes ya son fundamentales para las labores agrarias del campo cordobés”.
Sin embargo, tampoco han faltado las denuncias sindicales sobre la situación en la que se encuentran muchos de ellos. En octubre de 2010, el secretario de Política Social y Migraciones de CCOO en Córdoba, Said Faz, denunciaba la persecución a la que se estaban viendo sometidos los inmigrantes por parte de la Administración, los recortes en materia de acogida e integración y los efectos que generaría la reforma laboral. Faz afirmaba que los inmigrantes “son los grandes olvidados de la crisis”. Faz también denunció que empresarios están amenazando a los inmigrantes con despedirlos ampliando las jornadas laborales, les obligan a darse de alta en la Seguridad Social abonando los trabajadores la cotización y tienen que trabajar en domingo y festivos. “Se busca inmigrantes para explotarlos y abaratar el contrato”, dijo.
El sindicato UGT también denunció en enero de 2007 la situación que se estaba observando en la provincia de Córdoba. Jornadas de más de ocho horas por menos de 15 euros (el 41% del salario de entonces y unas dos horas más de lo establecido), trabajadores que son contratados sin una vivienda digna e inmigrantes en los tajos en situación irregular fueron algunas de las denuncias que lanzó el secretario regional de la FTA-UGT, Pedro Marcos, al analizar el desarrollo de la campaña de la recogida de la aceituna. Marcos señalaba que en algunos tajos de Montoro se había descubierto que los empresarios pagaban entre 10 y 15 euros a inmigrantes por una jornada en la que tenían que trabajar unas dos horas más de lo fijado en el convenio.

NUEVOS TIEMPOS
Aunque los tiempos cambian, se siguen repitiendo hábitos del pasado. En el primer tercio del siglo XX se hizo habitual que los ayuntamientos implantaran la gota de leche entre los niños de las familias más humildes porque se morían al no tener nada que comer. En la primera mitad de los cuarenta se crearon comedores públicos para alimentar a una gran mayoría de la población en las zonas rurales y urbanas. Los años cincuenta y sesenta trajeron la emigración de miles de baenenses que no veían un futuro en su lugar de nacimiento. A partir del año dos mil se ha reinvertido la tendencia. Vienen inmigrantes a trabajar, aunque han reaparecido los comedores públicos porque aún no se ha progresado suficientemente en su integración. Para hacer frente a las grandes necesidades que se están planteando, las organizaciones Cruz Roja y Baena Solidaria están redoblando sus esfuerzos para paliar las carencias que tienen los centenares de personas que llegan con la recogida de la aceituna. Siempre me viene a la cabeza una frase del suizo Max Frisch, que allá por los años sesenta definió como nadie la realidad de la población inmigrante: “Queríamos trabajadores, pero vinieron personas”.