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miércoles, 10 de agosto de 2011


Las siete maravillas de Córdoba (I)

La historia deja huellas que abren puertas para revivir el pasado de una ciudad, lugar de encuentro de civilizaciones, cruce de caminos de íberos, romanos y musulmanes.

FRANCISCO EXPÓSITO. AGOSTO 2011
Córdoba y su provincia atesoran un patrimonio histórico, cultural y natural que ha sido reconocido por la Unesco, por los miles de turistas que descubren sus monumentos o por los investigadores que muchas centurias después tratan de encontrar respuestas a incertidumbres de cordobeses universales. El objetivo de las próximas líneas es presentar algunas de las maravillas que, por tenerlas tan cerca, pasan desapercibidas. Académicos e investigadores seleccionan cuál es el personaje más influyente de la historia de Córdoba, el edificio religioso que ningún visitante debería dejar de conocer, el monumento natural de más interés, la celebración festiva que nadie se debe perder, el casco histórico con más encanto, el libro publicado por un autor cordobés que todos deberían haber leído o el mejor castillo del amplio territorio provincial.

EL PERSONAJE MÁS INFLUYENTE
El paso de las culturas descubre biografías de cordobeses universales que protagonizan libros, reflexiones y mucho debate academicista. Por eso no resulta extraño la multiplicidad de opiniones cuando a un especialista se le pregunta: ¿Cuál es el personaje más influyente de la historia de Córdoba? Surgirán entonces nombres como Séneca, Maimónides, Averroes, Abderramán III, El Gran Capitán, Luis de Góngora o Niceto Alcalá Zamora.
José Manuel Cuenca Toribio, autor de la Historia General de Andalucía, investigador y catedrático emérito de la Universidad de Córdoba, destaca a dos escritores y a un gobernante. “Me partiría el alma entre Góngora y Juan Valera. Góngora es el mayor genio de la poesía española y Valera es el más cosmopolita de los cordobeses y uno de los mayores aperturistas de la España de los dos últimos siglos”, asegura Cuenca Toribio, que también tiene entre los cordobeses ilustres a Abderramán III, “un genio del poder, una de las personas que tuvo mayor capacidad y sentido del poder”.
Joaquín Criado es el director de la Real Academia de Córdoba. Como Cuenca Toribio, considera que Góngora debe figurar en cualquier selección. Así, piensa que la influencia de Góngora “está patente en infinidad de escritores en lengua castellana o española en los últimos 350 años”. Junto a éste, el otro personaje debería ser Séneca, “pensador de talla universal, que ha influido en filósofos y moralistas de todo el mundo en los últimos dos mil años”.
El profesor Joaquín Mellado, ex decano de la Facultad de Filosofía y Letras, marca diferencias, pero también relaciones, entre la cultura romana y musulmana cuando analiza la cuestión. Entre los cordobeses romanos selecciona a Séneca, por el impacto que tuvo su pensamiento en los siglos posteriores, mientras que en el Califato considera que hay que situar a Abderramán III, gobernante durante el que se produjo la eclosión de Córdoba.

EL MONUMENTO RELIGIOSO
Como sucede para los miles de visitantes que llegan a Córdoba, la Mezquita es considerada por los especialistas el principal atractivo, pero también uno de los más importantes de nuestro país, no sólo por la innovación que supuso en el arte musulmán, sino también porque integró el arte bizantino y fue modelo para posteriores construcciones. La directora de los museos municipales de Córdoba, Mercedes Valverde, no duda en resaltar su importancia: “Debemos considerarla como una de las siete maravillas del mundo”, asegura. “La Mezquita es el lugar donde el misterio de la divinidad se siente más fuerte”, afirma Cuenca Toribio.
El profesor Joaquín Mellado considera que la construcción de la Mezquita demostró la superioridad cultural de Córdoba en aquella época y establece una línea de conexión entre la civilización romana y musulmana. “Cuando triunfan los musulmanes, son conscientes de su superioridad cultural en el momento de edificar la primera mezquita. Para ello, sitúan en lugar de privilegio las columnas romanas en la Mezquita. Dignifican su monumento y lo engalanan con lo que consideran más digno”, precisa. Tampoco tiene dudas el director de la Academia: “La Mezquita-Catedral es un monumento único en el mundo, fruto de una colaboración necesaria y aceptada de tres civilizaciones o tres culturas para su construcción inicial”.
El recorrido del visitante no debe detenerse sólo en la Mezquita, también ha de haber tiempo para recorrer la Sinagoga judía, Medina Azahara o algunos de los templos barrocos de Priego, como la iglesia mayor de la Asunción, o la Catedral de la Sierra, situada en Hinojosa del Duque.

UN LIBRO UNIVERSAL
“La naturaleza me ordena ser útil a los hombres; sean esclavos o libres, de padres libres o libertos, de libertad legal o dada entre amigos. ¿Qué importa? Dondequiera que haya un hombre, allí hay lugar para un beneficio”. Séneca disertaba en el primer siglo de nuestra era sobre el arte de dar en su libro De vita beata (Sobre la felicidad), considerado por Ramón Román Alcalá, profesor titular de Filosofía en la Universidad de Córdoba, como la publicación que todo cordobés debería haber leído. El especialista en filosofía helenística piensa que siempre hay que hablar de dos o tres pensadores cordobeses, entre los que se encuentran Maimónides, Averroes y Séneca. Sin embargo, para Román Alcalá hay que resaltar De vita beata entre los grandes libros de todos los tiempos, junto con De la brevedad de la vida, también de Séneca. “Sobre la felicidad presenta un interés múltiple. Séneca es el primer autor que empieza a tratar temas actuales como la felicidad, la melancolía, la tristeza o la depresión. Aborda cuestiones de gran actualidad”, explica el profesor.
Los especialistas consultados no coinciden cuando tratan de seleccionar la publicación más relevante. Joaquín Criado señala Pepita Jiménez, de Juan Valera, pues considera que es “una de las mejores novelas psicológicas y costumbristas de todos los tiempos”. José Manuel Cuenca Toribio cita Historia de las agitaciones andaluzas, de Juan Díaz del Moral, y para Mercedes Valverde tiene un lugar especial en su biblioteca Paseos por Córdoba, de Ramírez de Arellano (continúa).

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