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miércoles, 15 de junio de 2011

Bodega de la almazara Cortijo Suerte Alta (Albendín-Baena)

El localismo del aceite de oliva:
ideas ante la crisis

FRANCISCO EXPÓSITO. JUNIO 2011
El periodista baenense Antonio Bermúdez Cañete instaba hace ochenta años, en un ensayo titulado ‘El precio del aceite de oliva’, a que se produjera una reestructuración del sector. “Se impone –decía-, pues, una ordenación de la producción, de la exportación y del comercio, y una racionalización del régimen social de la producción. El arrendatario no será posible económicamente sino como empresario que aporte una función económica de tal, esto es, como organizador de la producción técnica y económicamente adecuada”. Bermúdez Cañete no creía en las cooperativas al considerar que el hombre “es económicamente un ser egoísta, y, por tanto, en la organización cooperativa, donde el provecho egoísta se obtiene a través del provecho del conjunto, está siempre en desventaja frente a la empresa típicamente capitalista, donde el interés particular del empresario mueve toda la organización”. El sector cooperativo parece que le está dando la razón al mantener su aislamiento y sus localismos. Bermúdez Cañete denunciará como una dificultad añadida la ausencia de directores aptos en las cooperativas. “Los beneméritos actuales directores del movimiento son los primeros que carecen de la preparación adecuada comercial”, dirá. Demandará también una mejora de los procedimientos de obtención del aceite de oliva y del comercio (o se adapta el paladar extranjero al aceite español o nos adaptamos al consumo internacional) e, incluso, propugnará la creación de un monopolio nacional del comercio del aceite de oliva.

En la actualidad, el sector sigue inmerso en dificultades que complican su competitividad, como sucede con algunas de las que pasaré a enumerar:
-Localismos. Cada municipio quiere tener su cooperativa. Cada agricultor quiere tener su aceite envasado.
-Atomización de marcas. Hay un exceso de marcas en España, en Andalucía y en la provincia de Córdoba. En el libro sobre los mejores aceites de España, de ‘Mercacei’, aparecen 153 marcas de Córdoba.
-Competencia exterior. Dificultad para acceder a determinados mercados saturados por Italia.
-Falta preparación en los cuadros directivos de las almazaras. Se valora como un éxito la venta anticipada del aceite de oliva. Hace unos años, alguna cooperativa baenense se jactaba de vender toda su campaña a Carbonell antes de iniciarse la recogida de la aceituna. Existen grandes problemas para la comercialización. A la falta de personal cualificado hay que unir otros aspectos importantes. Por ejemplo, en un estudio de la Junta de Andalucía se decía que sólo el 15% de los responsables de cooperativas dominan idiomas.
-Variabilidad de los precios (coste más alto que el de semillas, que es la principal competencia) y alternancia de producciones. El precio se ha venido abajo y nadie está sabiendo actuar para recuperarlo. Mientras tanto, almazaras de la provincia se dedican a vender su aceite sin fijar un precio al comprador, liquidando al valor medio del mes.
-Creciente plantación de olivar. Australia, Estados Unidos (Chile o Argentina) o China (una provincia con similar clima al español). Será una constante. Urge producir con el menor coste posible. Los problemas se plantearán en los olivares tradicionales. A estos, por su contribución medioambiental, son a los que hay que destinar, fundamentalmente, las ayudas agrarias.
-Falta de promoción. No se están aprovechando como sería deseable las ayudas procedentes de la Unión Europea.
-Dependencia de las ayudas comunitarias. Las subvenciones no están impulsando la capacidad emprendedora de la industria.
-Desconocimiento del producto. El comercio mundial de aceite de oliva representa apenas un 3% del total de aceites comestibles.

Ante esta situación se sugieren algunas propuestas:
-El camino hacia la creación de grandes grupos. La fusión Cordoliva y Hojiblanca dio sus frutos. La cooperativa de segundo grado, con sede en Antequera, no ha dejado de crecer. En Córdoba han tenido poco éxito otras iniciativas, como sucedió con Andóleum. En Baena urge la fusión de almazaras para no quedar aislados.
-Promoción conjunta del aceite andaluz. Coupage de variedades andaluz. El aceite que gusta en mi pueblo no es el quieren en Sanghai o Sydney.
-Creación de alianzas estratégicas entre almazaras.
-Promoción a través de la vinculación del aceite con sus valores cardiosaludables y contra el cáncer.
-Producción ecológica o integrada del aceite para acceder a determinados mercados.
-Cultura del aceite de oliva. Museos, rutas o aprovechamientos. Núñez de Prado fue innovador al unir cultura y aceite de oliva. El aceite de Baena le debe mucho al empresario baenense, aunque, quizás, se lo ha demostrado poco.
-Ideas innovadoras. El sector necesita cambios. No sólo en la fase productiva, también en la recolección y en la comercialización. Innovaciones como el brik de Arteoliva o la tarrina de Muñoz Vera con ‘Capricho andaluz’ fueron proyectos surgidos en Córdoba y que han tenido gran aceptación.

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